Una nueva vedette fue promocionada en estos días por los medios de Ecuador. Se trata del joven venezolano Yon Goicochea, estudiante de derecho en
Goicochea no ha producido nada desde el punto de vista teórico, tampoco ha realizado acción solidaria y humanitaria digna de resaltarse. No obstante ha recibió toda la atención de los medios privados ecuatorianos. ¿Por qué? La razón es sencilla. Este joven que se ha convertido en un verdadero showman, es uno de los opositores más acérrimos del presidente Hugo Chávez, a quien constantemente ha calificado de “tirano”.
El pasado mes de abril de 2008 el Cato Institute, centro que se autodenomina como “defensor de las tradiciones estadounidenses, la libertad individual, el gobierno limitado, los mercados libres y la paz”, anunció que el ganador del premio Milton Friedman por
Yon Goicochea no ha hecho cuestionamiento alguno sobre Milton Friedman, ideólogo del modelo neoliberal, quien fuera asesor de la cruel dictadura fascista que se instaló en Chile en 1973 encabezada por Pinochet, la misma que fue causante de la tortura, desaparición y muerte de miles de personas, entre las que se cuentan cientos de jóvenes universitarios. El joven premiado tampoco ha expresado una postura política clara sobre el modelo neoliberal-privatizador, cuya aplicación en América Latina y el mundo ha causado el empobrecimiento cada vez mayor de los pueblos, la pérdida de la soberanía, de por sí ya limitada, de nuestros países, una mayor represión y la coartación de las libertades fundamentales de los colectivos opuestos a ese proyecto criminal.
Lo que si hicieron es lanzarle felicitándolo “por su valentía, que constituye un ejemplo para la juventud que ha demostrado que se debe perder el miedo en el enfrentamiento contra la tiranía”. Lo paradójico es que cuando la juventud, los estudiantes secundarios y universitarios ecuatorianos han salido a protestar contra los gobiernos opresores e irresponsables de turno, siempre han sido juzgados por los medios que, incluso, los han criminalizado y condenado con dureza.
Los periodistas ecuatorianos no se atrevieron a indagar al joven Goicochea sobre temas esenciales para el análisis de la realidad de su país, así como de la realidad latinoamericana y mundial.